(DODOMA, TANZANIA).
– Mambo? (¿cómo va todo?)
– Poa (genial)
– Habari (hola, ¿cómo estás?)
– Nzuri (bien)
– Vipi (¿qué pasa?)
– Safi (todo ok)
– Karibu sana (muy bienvenido)
– Asante sana (muchas gracias)
– Unatoka wapi (¿de dónde eres?)
– (…)
Nunca es demasiado el tiempo invertido en el intercambio de saludos en Tanzania. La de arriba es sólo la versión más corta, acompañada de apretones de manos y otros gestos varios, que difieren en función de si se habla con una persona o varias y de la edad del interlocutor. Son segundos (con frecuencia minutos) de obligado cumplimiento. Sólo a partir de entonces, y nunca antes, resulta pertinente introducir variantes y comenzar la conversación. Un tema muy recurrente estos días, previos a las elecciones generales del 31 de octubre, es la política.
– ¿Vas a votar?
– Apana (no). Siempre ganan los mismos
– ¿Quiénes son los mismos?
– El CCM del presidente Kikwete
– ¿Y qué pasa con el resto de partidos?
– Mi voto no serviría para nada. Van a perder
– Pero entonces nunca cambiará nada
– ¿Quieres que te organiza una ascensión barata al Kilimanjaro, amigo?
El primer presidente tanzano desde la independencia (1961), Julius Nyerere, pertenecía al TAA (Asociación Africana de Tanganica), que bajo su mandato se transformó en el TANU (Unión Nacional Africana de Tanganica), partido cofundador junto con el ASP (Afro Shirazi) del actual CCM (Chama Cha Mapinduzi o Partido de la Revolución). Un sigiloso baile de siglas que no altera el resultado desde hace ya cinco décadas. ¿Que si creo en la democracia? Depende el día en que me lo pregunten.