(PHOENIX, ESTADOS UNIDOS). La vida es una espera. Sin ir más lejos, hoy sólo espero que llegue mañana, seguramente, para esperar que no quede tan lejos pasado. Los minutos se cuentan en esperas: La del qué dirán, la del pronto nos vemos, la del tren que ya pasó, la del olvido, la del recuerdo, la de todos los días y unas pocas horas, la de pintar estas líneas, e incluso la liviana y dulce espera de sólo esperar que alguien me espere al otro lado. Es la cruel paradoja de estos tiempos, que los paso esperando que me esperen. Cuando la vida sólo tiene la función de la espera, quedarse es la única forma de viajar. No me creo necesitado de hacerlo todo sino sólo algo; y como no puedo hacerlo todo, hoy también te espero.