¿Qué sería de la Tierra sin la Luna?, ¿qué sería de nosotras sin poder escapar, soñar, imaginar y navegar por otros lugares?, ¿cómo sobreviviríamos sin poder leer? Las ilusiones a veces andan en los aires, pero otras muchas son cuestión de tierra, de suelo, de pisada. Saber dónde estamos para escrudiñar el camino. Unas sendas que cultivamos, regamos y sembramos para reproducir la belleza, el alimento y el abrazo. Las defensoras mesoamericanas hablan de territorio-cuerpo-tierra, un todo que acuerpar, que puede ser sinónimo de resistir y luchar. De escarbar para buscar, a nuestras familias desaparecidas y a nuestra historia, esa que nos han contado pero que es mentira. ¿Podemos reescribir la Luna?
[El artículo completo está publicado en Pikara Magazine]