(BILBAO) Los premios son excepciones que, si llegan, a veces no lo hacen a tiempo. Me pregunto si no deberíamos compartir también, con mucha más frecuencia, la otra cara del Periodismo, por cierto, la más habitual para demasiad@s freelancers: cuando el enésimo e-mail y la penúltima llamada tampoco reciben respuesta, cuando ningún medio cree en la propuesta de una cobertura, cuando simulan interés pero solo te ofrecen visibilidad, cuando la situación mejora y hay dinero para pagar a todos (apuntador incluido) menos al periodista, cuando un tema se atasca nada más abordarlo, cuando es la escritura lo que se resiste, cuando te mutilan un titular sin previo aviso, cuando finalmente se publica pero no ves un euro, cuando acudes a una asociación del gremio para denunciarlo y te recetan silencio, cuando sale a la luz tu trabajo y consideras que es bueno pero como si lloviera porque no lleva ni-tetas-ni-pitos-ni-carnaza, cuando lo único que provoca son críticas destructivas, cuando te hacen un encargo del que luego se arrepienten porque lo visto-oído-y-narrado no coincide con los intereses empresariales, cuando una editora pone en duda tu profesionalidad, cuando semanas después la misma persona te deja caer que le debes un agradecimiento por sacarte en portada, cuando emites la factura pero en tu cuenta no llegan las novedades hasta pasados unos meses, cuando te equivocas y lo sabes pero a la siguiente vuelves a caer en la misma piedra (que termina siendo la tuya), cuando en casa siguen preguntándote cuándo vas a tener ‘un trabajo de verdad’, cuando la humanidad parece estar siempre en una vocación diferente a la tuya, cuando vas a mudarte de ciudad pero entonces te exigen una nómina con ingresos mínimos para el alquiler, cuando te sobra cobardía para enfrentarte a cualquier hoja en blanco, cuando la mitad de tus amistades te reprocha que colabores con ciertos medios mientras la otra mitad nunca se interesó por eso de la prensa, cuando algunas fuentes dan por hecho que escribes a su dictado, cuando hoy no es tu día y mañana tampoco. Cuando se alinean los astros y nada de esto ocurre, pero ya desde mediados de mes cualquier repecho es un puerto de categoría especial (y tú con tus pierninas) y los aguacates siguen jodidamente caros (y tú con tus recetas sabro-sanas).