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| 6 de octubre de 2013
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Cambia la sociedad y cambian las familias. No hay más que recorrer las calles, pasear junto a cualquier plaza o encender el televisor para caer en la cuenta de que la adopción internacional es un fenómeno visible y relevante. China es el destino preferido por los españoles a la hora de prohijar. RASGADOS. Un viaje a la adopción internacional España-China habla de todos esos momentos que, unidos por un hilo rojo o verde, conectan a las personas que están destinadas a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: un padre en espera prepara con antelación la habitación de su futuro hijo o hija. Los catalanes Mónica Roldán y Jordi Camprubí besan a Jan Lixia. Mª Dolores Holgado, Antonio Expósito y su hija Lucía posan para la cámara en Torreorgaz (Cáceres). Fernando, José Luis, Isabel Yinghua, Maribel Santos y Silvia Jianpeng, en un retrato de familia.
Nuria y Fernando registraron su expediente en enero de 2007 pero siguen sin ver su viaje cerca. Les salen 9 años de espera.
Josu Laguardia espera el día en que el Centro Chino de Adopciones asigne a las familias registradas el 13 de junio de 2006. Sabe que la llegada de su hijo cambiará radicalmente su vida, empezando por detalles como el desorden propio de los niños.
Observados y juzgados, los padres pre-adoptivos se sienten en desventaja con respecto a los biológicos, a quienes –entienden- nadie valora ni examina. El mundo se les viene encima cuando piensan el tiempo que les separa de China.
Blanca Burusko, Miguel Azanza y sus hijos Ioritz e Ibai esperan con ilusión la llegada de un hermano o hermana. Cada vez son más las familias que conciben la adopción internacional como otra forma de filiación.
Las asociaciones de familias adoptantes constituyen un buen ejemplo de organización civil y se han convertido en un recurso de autoayuda que comienza con la adopción y se extiende durante todo el proceso de acoplamiento.
Cada asignación del Centro Chino de Adopciones es como una ecografía. Las primeras fotografías de Alejandra Dang unieron para siempre los destinos de José Mariano Arroyo y Carmen Barbero con China.
El punto de ebullición máximo llega escasas horas antes del viaje. Papillas, pañales, algún juguete, chupetes, leche, baberos, un termómetro, gasas estériles, antibióticos varios y una cámara de fotos siempre tienen hueco en las maletas.
Las familias viajan juntas en un intento de protección colectivo. Ven finalmente a sus hijos tras un agotador viaje de prácticamente doce horas en el aire, sin contar las posibles escalas. La estancia en China se condensa en dos semanas.
La imagen que proyectan las familias a su regreso a España es única. Las caras de cansancio no están reñidas con la felicidad que reflejan sus rostros. Este grupo aterrizó en Barajas el 11 de diciembre 2009.
La vida de parejas como la de Sonia Medina y José Villanueva, a punto de viajar a China en la fotografía de la izquierda y ya con su hija Paula en la derecha, da un giro de 180 grados tras la adopción.
Las solicitudes monoparentales quedan prácticamente excluidas.
La presencia en la familia de Ana dejó atrás los apuros económicos que sufrieron para adoptar Mª de las Mercedes Merino y Blas Sepúlveda, que muestran orgullosos el álbum de fotos de su viaje.
Eli Ortiz y Paco Barba besan a su hijo Enzo que llegó, a través de la modalidad para menores con necesidades especiales, con labio leporino operado y paladar hendido en grado III sin operar.
Reconocer la necesidad del asesoramiento psicológico cuesta mucho. Las familias adoptivas lo ven como una forma de reconocer su incapacidad para ser buenos padres. Centros como el TH. Reik luchan por hacer derribar los prejuicios.
Urge revisar aquellas actividades escolares clásicas que, basadas en una visión anticuada y desajustada de la familia, no hacen copartícipes hoy a todo el alumnado. En primer plano, Lucía Minyao.
La escuela es el lugar de encuentro de diferentes contextos sociales y culturales, todos ellos igualmente válidos. Los pequeños de la imagen aprenden chino desde edades bien tempranas.
Asociaciones como Andeni Burgos posibilitan que los padres adoptantes aprendan chino en un intento por estrechar más si cabe los lazos de unión con sus hijos. La complejidad del desafío va en proporción con su ilusión.
La familia es un ente vivo que evoluciona hacia nuevas realidades. Raúl Izquierdo y Mª del Carmen Seco adoptaron a Selma Asila en Rusia y a Lian Baosu (enfocada en primer plano), en China.
La implicación de la familia extensa de tíos, primos, abuelos y amigos es vital para crear los vínculos de pertenencia del menor. José Lan se divierte ante la atenta mirada de su madre, Inma Pérez (segundo plano), su abuela Rosa y su tía Mª Luisa.
Adoptar es un modo tan igual como diferente de formar una familia. Juana Mari Villanueva, Adolfo García, Valeria García y Jia Yun García viven en Pamplona.
El Pasaje Verde o Waiting Children (niños que esperan) une a menores especiales con padres especiales. Se calcula que al menos uno de cada diez adopciones ha llegado a España por esta modalidad.
Mónica Minquiu llegó a Sevilla con 16 meses y 9 kilos. En pocas semanas recuperó la talla y el peso que le correspondían por edad.
Las niñas son mayoría en la adopción España-China pero cada vez es más frecuente la llegada de niños.
Los pequeños se adaptan paulatinamente a sus nuevos entornos: un nuevo país, una nueva cultura, una nueva lengua, un nuevo clima, nuevos hábitos, nuevos rostros, nuevas comidas e incluso un nuevo nombre. La sonrisa es una constante.
José Lan disfruta repitiendo todo lo que escucha y riéndose a carcajadas. Simula que pone multas a los coches y le encanta parar a la gente por la calle para preguntarles cómo se llaman. Esto es lo que pasa cuando le dices que guiñe un ojo.
La visibilidad del proceso adoptivo internacional es evidente.
Estrella Fen cumplió 14 en diciembre de 2009 y fue la primera niña de origen chino adoptada por una familia extremeña, en febrero de 1997. Sus padres Estrella Porro y Manuel Robles esperan ahora su segunda adopción.
El primer varón que llegó a España fue Pau Liu Nan, que ya tiene 13 años. Vive en Barcelona y le encantan los deportes, sobre todo, el fútbol, el skate y la bicicleta.