J. Marcos

(PHOENIX, ESTADOS UNIDOS). La política es el arte de lo posible, ya antes de que lo recordara Paz Estensoro. También mucho después, incluso estos días, que la quimera de las barras y las estrellas espera con los brazos cerrados y la boca abierta a su primer presidente negro. Es negro. Y punto. Acá no valieron razones ni argumentos, no señor, acá se trataron cosas serias, de esas que se hablan en inglés, con el terno oscuro y la corbata bien planchada desde la noche anterior. Esto era asunto para gente formal, como aquél, como ése, como el de allí y, creo, como el de más allá. Me cuentan que ganó el negro. Es el mensaje invariable del culto democrático: La distancia de lo finito a lo infinito es siempre infinita. Por mucho que lo finito, como el discurso, sea sucesión inestable de partes para que haya un todo. Partes como Ralph. ¿Quién?